- Parasha
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Maldita abundancia
- Imaginen que pertenecen a la generación del desierto y desean abrir una pequeña empresa para satisfacer las necesidades de aquella multitud. 40 años con un público cautivo y 600.000 clientes juntos no son cosa para despreciar.
Pensemos algunas alternativas:
* Venta de agua mineral: No sirve. Un pozo de agua acompañaba al pueblo de Israel durante toda la travesía.
* Venta de pan y alimentos varios: Tampoco. El pan caía del cielo.
* Una agencia de seguridad para la larga caminata: Innecesario. Una columna de nube y otra de fuego los guiaba y los cuidaba como nadie.
* Venta y remiendo de calzado y ropa: Sin sentido. Ya lo dice la Parashá de esta semana: «No se estropeó vuestro vestido de sobre vosotros, y tu zapato no se estropeó de sobre tus pies» (Devarim; 29-4).
De la Indiferencia al Amor
El gran Tato Bores dijo en uno de sus tantos monólogos “pobre de la generación cuyos jueces merezcan ser juzgados” y la mayoría de los que estamos aquí nos hemos sentido, durante muchos años, parte de esa generación cuyos jueces merecen ser juzgados.

