Deseos sagrados

La parashá de esta semana presenta una interesante combinación de temas, ya que incluye tanto el servicio del Templo que se realiza en el día más santo del año, Iom Kipur, como las leyes referentes a la inmoralidad sexual. La lección que aprendemos de aquí es que la base para ser una persona santa es el control de nuestros deseos. A diferencia de otras religiones, el judaísmo no le teme a los “deseos”. No los considera malos intrínsicamente. Ellos son parte de una vida humana saludable, y el deseo sexual en específico es de hecho un prerrequisito para la existencia humana.

No obstante, si una persona no logra controlar sus deseos, éstos acabarán con él. Una experiencia sexual puede ser placentera y significativa, pero la inmoralidad sexual puede ser por el contrario enfermiza, destructiva y puede terminar dominando la vida de la persona.

Lo mismo ocurre con todos los deseos. Si controlas tus hábitos alimenticios estarás sano, fuerte y delgado. Si das rienda suelta a tus deseos, estos te harán obeso y socavarán tu salud y autoestima. Duerme el tiempo necesario y te sentirás fuerte y con energía. Si permites que tu deseo de dormir te controle, perderás grandes cantidades de tiempo y estarás letárgico aún cuando estés despierto. Da lugar a una ambición por el dinero que sea limitada y con sentido, y serás conducido al éxito. Deja que el dinero mande, y te tornarás insensible, egoísta y terminarás poniendo en riesgo tus valores morales.

El Shabbat anterior a Pesaj es llamado Shabat HaGadol porque era el día en que los israelitas tenían que tomar los carneros (que los egipcios adoraban) para utilizarlo en el Korban HaPesaj (ofrenda Pascual) cuatro días más tarde.

Después de nueve plagas, los egipcios eran incapaces de reaccionar ante la masacre de uno de sus dioses. Los hijos de Israel, por supuesto, no lo sabían, y por lo tanto muestran una tremenda fe en Hashem antes de Yetziat Mitzrayim (Éxodo). Recordamos a este evento con una Haftará especial, Malaquías 3: 4-24, donde se subraya de nuevo una gran fe y confianza en Hashem.

La Haftará concluye con el llamado a recordar las enseñanzas de Moshé y Hashem nos informa que enviará a Eliyahu Hanaví (Elías el Profeta) para anunciar el día grande y espantoso cuando Bnei Israel volverá a experimentar la redención. Esta es otra razón posible para el nombre de Shabat HaGadol, - el "gran día" que se menciona en la Haftará.

Tradicionalmente en Shabat HaGadol el rabino da conferencias sobre la observancia y el significado de Pesaj a su congregación, la enseñanza de las leyes de Pesaj, de modo que las familias puedan prepararse adecuadamente para el Iom Tov. Lo que nos lleva a otra interpretación de Shabat HaGadol - "el Shabat del Líder" o del rabino. Una explicación más novedosa es que la gente volvía de la sinagoga más tarde de lo habitual en este Shabbat debido al inusual discurso largo que era costumbre en este día. Así, este Shabbat parecía "grande", es decir, más largo que los otro días de reposo. 

PARASHÁT TAZRÍA (Vayikrá 12:1 -13:59) - VESHABAT HAJODESH (NISAN)

APRENDIZAJE DE LOS PADRES HACIA LOS HIJOS

En Parashát TAZRÍA, continúan nuestros antepasados, transitando el camino, ya con el Mishkán construido e inaugurado. Para ello es necesario que la generación de los que vivieron como esclavos -y tenían cada tanto deseos de regresar a Mitzraim (Egipto)-, vayan desprendiéndose de ellos, y aprendiendo a vivir como gente libre, con nuevas reglas.
Y por supuesto para que haya un recambio espiritual, es fundamental que estas nuevas reglas se apliquen y transmitan a los nuevos descendientes.

Ya estudiamos que el modo de ACERCARSE a Dios, se hacía a través de KORBANOT, sacrificios de animales específicos, y se les daba una intención, una KAVANÁ: por ejemplo Korbán por expiación de los pecados (Jatat), Korbán Olá, para dar las Gracias a Dios, otro era el Korbán Shalom, de Paz…

REPASAR, SIEMPRE REPASAR
“todo animal que tenga la pezuña hendida y separada, y sea rumiante” (Vaikra 11,3)

Rabenu Itzjak Arama ztz”l, autor del libro “Akedat Itzjak”, encontró, en las señales que utilizamos para reconocer a los animales aptos para el consumo, un legado que nos enseña cómo mejorar nuestras cualidades y nuestras acciones.

Los animales que tienen la pata entera, “pisan”, y los que tienen uñas, normalmente “atrapan”. La pezuña partida nos indica que debemos prevenirnos del pecado y el robo. El animal rumiante, nos muestra la cualidad de “conformarnos con lo necesario”, este animal no corre detrás de más comida, mientras tenga algo que masticar…

De aquí podemos aprender lo importante y a su vez, la base de esta gran cualidad de conformarnos (no hablamos de resignación, que es algo muy diferente). No alcanza con sentirnos satisfechos, sino que ahora, debemos hacer “subir” lo que ya tragamos y volverlo a masticar, una y otra vez.

Vamos a explicarlo: un hombre corre detrás de la información, del conocimiento, quiere saber más, y nunca se sentirá satisfecho. Está escrito (respecto a lo material) que el que tiene cien, quiere doscientos, y el que tiene doscientos quiere cuatrocientos. Y no es porque cuando consiguió los cien, o los doscientos, no le alcanzaba, sino porque así es la naturaleza del hombre, en lugar de mirar lo que tenemos, miramos más adelante, y vemos que podemos tener más, e inmediatamente queremos más…