Vaikrá 27:2 "Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno haga voto, dedicará su alma al Eterno" דַּבֵּר אֶל־בְּנֵי יִשְׂרָאֵל וְאָמַרְתָּ אֲלֵהֶם אִישׁ כִּי יַפְלִא נֶדֶר בְּעֶרְכְּךָ נְפָשֹׁת לַיהֹוָה׃

Nuestras decisiones voluntarias, nacidas del deseo de acercarnos a lo espiritual, importan profundamente. No se trata solo de grandes gestos, sino de la intención.

Vaikrá 24:4 "Sobre el candelabro puro dispondrá las lámparas ante El Eterno por siempre" עַל הַמְּנֹרָה הַטְּהֹרָה יַעֲרֹךְ אֶת־הַנֵּרוֹת לִפְנֵי יְהֹוָה תָּמִיד׃

En el interior del Mishkán, lejos de la mirada del pueblo, había una luz que no debía apagarse jamás. Una llama constante. Silenciosa. Persistente. La Menorá no era solo un símbolo ritual: era un recordatorio espiritual.

Vaikrá 19:35 "No harán iniquidad en el juicio, tanto en la medida como en el peso o en volumen" לֹא־תַעֲשׂוּ עָוֶל בַּמִּשְׁפָּט בַּמִּדָּה בַּמִּשְׁקָל וּבַמְּשׂוּרָה׃

La Torá nos enseña que la justicia no es solo para los jueces. Cada uno de nosotros es responsable de mantener una vida equilibrada, justa y sincera, ya que si las medidas con las que construimos nuestra vida son torcidas, el edificio entero tambalea.

Vaikrá 15:31 "Prevendrán a los hijos de Yisra’el de sus impurezas para que no mueran por sus impurezas, por impurificar mi Tabernáculo que está dentro de ellos" וְהִזַּרְתֶּם אֶת־בְּנֵי־יִשְׂרָאֵל מִטֻּמְאָתָם וְלֹא יָמֻתוּ בְּטֻמְאָתָם בְּטַמְּאָם אֶת־מִשְׁכָּנִי אֲשֶׁר בְּתוֹכָם׃

En el contexto de las leyes de pureza ritual, la advertencia de la Torá no es solo física, sino espiritual y colectiva. Se nos llama a cuidar lo sagrado que llevamos en medio nuestro: nuestra comunidad, nuestra historia, nuestra tierra. El versículo dice: "para que no mueran…" porque cada generación tenemos la misión de mantener viva la presencia divina entre nosotros, no solo con plegarias, sino con actos de memoria, compromiso y construcción de un hogar judío con valores.